martes, 28 de diciembre de 2010

Prólogo


Siempre quise escribir una historia, una historia ''REAL'', que durara varias páginas y no unas cuantas líneas. Pero siempre que abría una hoja en blanco del Word y me disponía a contar el cuento sin fin a las teclas del ordenador, la inspiración se desvanecía al instante, pero sin antes susurrarme al oído que todas las historias ya estaban contadas. Y un melancólico día le planté cara a la inspiración y le grite: ‘’¡¡NO!! El mundo está lleno de historias desconocidas, solo tengo que buscarlas’’. Pero … ¿Dónde? Busqué en el único sitio donde yo conocía todas las historias… en la carpeta donde guardo las fotos y las observé una a una, pensando lo que había hecho antes y después de la foto, y entonces la vi. En esa mirada, en esa sonrisa, vi la historia que con tanto anhelo esperaba contar. Esa mirada me inspiró para escribir una historia de amor, de la vida, y de todo lo que esperéis de ella. No sé cómo acabará, seguramente me olvidaré de este cuento y lo dejare sin fin, pero si lo acabo, os prometo que os enseñaré la chica de la mirada que me inspiró.

martes, 2 de noviembre de 2010

Chst!

Cuidado con no ser feliz, porque si no...
Helena te pinchará :)

sábado, 30 de octubre de 2010

Malos


En una lucha entre Kiriyama, Kira y Aizen… ¿Quién ganaría? El jugador, el inteligente o el mentiroso.


En las historias siempre, SIEMPRE tiene que haber un malo, porque si no estuviera ahí no habría historia que contar.

El malo, pierde; el bueno, gana. Karma. Pero, hay veces en las que el malo lo hace tan jodidamente bien que lo mínimo que se merece es una reverencia y no lo puedes negar… eso te mata por dentro. Piensas: ¿Cómo lo ha podido hacer TAN bien? ¿Por qué no lo puedo igualar? La respuesta es simple: Siempre es más fácil hacer cosas malas, sea de la forma que sea, es más fácil. Los villanos están creados para una simple meta: Ganar, sin importar la gente de su alrededor. Pero hay muchas formas de ser malo… Hay quien juega sin importarle las consecuencias, porque están convencidos de que ganaran. Hay otros que lo piensan todo desde un principio para que todo salga a pedir de boca, lo que se dice un crimen perfecto. Y luego está el último tipo de malo, la perfección, una mezcla entre el jugador y el inteligente. Sabe jugar
, pero sabe que el solo no lo conseguirá así que mete a terceras personas, hablando con ellos, mintiéndoles, solo para obtener algo en beneficio propio.

Aunque al final casi siempre gana el bueno, ya que como decía L: … La justicia siempre prevalece.


Los tres tuvieron su momento de gloria y los tres perdieron, pero en mi opinión en una lucha entre Kiriyama, Aizen y Kira… Ganaría Aizen.

.

jueves, 28 de octubre de 2010

Miedo


Noté su respiración en mi nuca, noté como aspiraba todo el aire de su alrededor y le expulsaba poco a poco. Y me di cuenta, tenía miedo.

Ese miedo que se representaba en cada aliento, en cada lágrima que corría por su cara y en un único grito.
El aire que inspiraba tenía pedazos de temor, que se asentaban en sus pulmones e impedían que el oxígeno llegara a su destino, ese miedo que te oprimía el pecho de tal forma que no puedes respirar y el único halo de aire que consigues que entre se queda plantado a la entrada de tu cuerpo asomándose por si el temor se ha ido, pero quieras o no sigue ahí.
Una vez que se ha conseguido meter… se acabó. Recorre tu cuerpo como si fuera una visita guiada matando, no, matando no es la palabra… acabando con cada parta de él. Llega a tu corazón y lo notas: Bum bum, bum bum… Cada vez más fuerte, cada vez más rápido hasta que el miedo le abraza y lo para del todo. Luego pasa por tus músculos y les paraliza, el cerebro dice: ¡Corre! ¡Escapa! Pero el miedo te confunde, te obliga a parar, no te deja que escapes, te clava las uñas, te desgarra, te arrastra hacia su guarida y nunca, NUNCA te deja marchar.
Pasados unos minutos se te empiezan a nublar los sentidos. Se te reseca la boca, no sientes nada, lo ves todo negro y oyes, si, escuchas algo, pero escuchas el peor de tus recuerdos, cada palabra, cada aliento, pasa cerca de tu oreja susurrándotelo, recordando esa horrible experiencia que aumenta tu inquietud.
¿Cómo librarse de él? ¿Cómo decirle adiós? Simplemente, no puedes. Él elige irse por su propio pie, el elige si dejarte en paz o seguir atormentándote hasta agonizar. En esta situación un sentimiento de impotencia te invade ya que no puedes hacer nada para evitarlo, tienes que aguantar, que vivir con ello hasta que te deje seguir adelante.


Pero… ¿De qué se tiene miedo? De la oscuridad, de la soledad, de las películas, de los monstruos que viven debajo de tu cama… Yo, después de mucho pensarlo creo que ya se a lo que le tengo miedo:


Al propio miedo.

martes, 28 de septiembre de 2010

Mario Bross


Derecha, B, A, Derecha, A, A, Derecha, B, Izquierda, A, Derecha y A.

No entiendo cómo puede alegrar tanto el día el simple hecho de ayudar a un fontanero a rescatar a su princesa.





Pero la verdad me gusta ayudar a la gente, sobre todo si es bajita, tiene bigote y va de rojo.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Esto es lo que hago, esto es lo que soy

Me dedico a vivir, a soñar, a reír, a disfrutar, a sonreír, a querer, a amar.


Me dedico a ver películas, a llorar con ellas, a leer, a emocionarme, a correr, a jugar, a escribir, a hablar, a dormir, a ser optimista, a animar, a recordar, a ver fotografías, a bailar, a cantar (aunque sea mal), a asentir, a probar, a experimentar, a ser de ciencias, a ayudar a gente, a quedar, a aprender, a esperar, a dar, a recibir, a observar.


Me dedico a intentar no caer, a recaer, a sufrir, a llorar, a mirarlo todo negro, a encerrarme, a buscar, a encontrar y a levantarme de nuevo para volver a vivir, a soñar, a reír, a disfrutar, a sonreír, a querer, a amar.




Me dedico a muchas cosas, pero ahora me dedicare a ser feliz.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Por las noches antiguas y la música lejana

No me gusta llorar con las películas. Me siento tonta. Lloro por una situación que no es real, por la vida de una persona a la cual no conozco. Pero eso si, con cada película que lloro, guardo un especial recuerdo sobre ella, porque ha conseguido hacerme sentir lo que solo unas pocas personas pueden hacer.

Recuerdo que cuando era pequeña mi hermana me recomendó ver La Princesita, la película trataba de una niña rica llamada Sara que se quedaba huérfana porque su padre se fue a luchar a la guerra. Su padre realmente no murió, pero sufría amnesia; cuando se iban a llevar a Sara, él, seguía sin poder recordarla. Sara no podía parar de gritar, me transmitía tal desesperación.

También me viene a la mente Moulin Rouge. Un pobre escritor que se enamora de una cortesana, una historia de amor imposible, hasta que deciden fugarse, pero ella está enferma y finalmente muere en los brazos de él. Sabía que estaba al otro lado de la pantalla y que no era real, pero me causaba tal impotencia...

Varios títulos más me vienen a la cabeza Pearl Harbor, Los chicos del coro, El diario de Noah, Escucha mi voz, Tomates Verdes Fritos...


Y estoy aquí, a las dos y media de la mañana escribiendo, con restos de lágrimas en los ojos, porque acabo de ver una película que me ha hecho llorar como ninguna otra lo había hecho antes. Sabía como iba a acabar, lo dijeron al principio. Era una típica película de amor.

Quedaban unos seis o siete minutos para el final y pensé : Bueno, es una película bonita, pero tampoco es de llorar. Cuando quise darme cuenta miles de lágrimas se escapaban por mis ojos, no sabía como parar.


Ya ha pasado media hora y mis ojos todavía no están secos






Los viejos sueños, eran buenos sueños. No se realizaron, pero me alegro de haberlos tenido. (Los puentes de Madison)

viernes, 10 de septiembre de 2010

Lluvia


Estábamos los dos quietos, de pié, uno frente al otro, mirarnos era una tarea muy difícil puesto que no nos atrevíamos, hasta que sin pretenderlo, nuestras miradas se cruzaron y no pudimos volver a separarlas. Mis ojos marrones miraron a los suyos azul mar, estuve nadando en ellos durante unos cuantos segundos hasta que… empezó a llover. Los dos miramos al cielo y luego, me habló.
- Allie… Deberíamos volver a casa.
¿Volver? Estaba loco, levanté la cabeza para que la lluvia empapara suavemente mi cara. Me di cuenta de que se estaba alejando hacia un sitio en el que poder resguardarse hasta que respondí.
- No, por favor. Quédate un momento más conmigo.
No sé por qué, pero me acompaño en mi locura. Estuvimos bajo la lluvia un buen rato, hasta que volvió a hablar.
- ¿Por qué te gusta tanto la lluvia?
Era una pregunta extraña, pero la sabía responder.
- ¿Por qué? – en ese momento le dediqué una sonrisa que él sabía que llevaba su nombre.- Porque es un momento en el que… no sé, mira a tu alrededor, no hay nadie. A nadie le gusta la lluvia, es una buena compañía cuando quieres estar sola.
- ¿Sola?
El mar de sus ojos volvió a mirarme y esta vez sabía para que era, se fue acercando lentamente a mí hasta que sus labios rozaron los míos y yo, le correspondí al beso.
En ese momento, empezó a amainar.







Nota: Inspiración me recomendo ver El diario de Noa.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Lágrimas


No lo pude evitar, no sé ni cómo pasó, ni en qué momento ocurrió, solo sé que no podía parar de llorar. Miles de lágrimas intentaban escapar por mis ojos luchando por recorrer mi cara hasta llegar a mi barbilla y tirarse al vacío. Cada poco les interrumpía la carrera pasando la manga de mi sudadera por mis mejillas, pero ni con esas podía evitar que mojaran mi cara con un poco de agua con sabor a sal.


Es una sensación extraña, pero la verdad, me gusta llorar de Felicidad.

domingo, 29 de agosto de 2010

Fiestas Frumales 2010


Tantas cosas que contar, y tan pocas palabras para escribirlo. No consigo hacer frases, me vienen imágenes del verano y mil palabras son demasiadas como para escribirlas.

Fiesta, noche, líneas, futbol, portera, madrugar, dominic the donkey, bailar, grease, piscina, antibióticos, fotos, frontón, torneos, nadar, cantar, pahino, conxuro, canciones, RAP (¬¬), gente, lios, espiar, trato, presentadora, disfraces, perro, zas, baloncesto, helados, maxibon, i-pod, papelera, record, waka waka, bailes, borrachos, kintos, limpiar, peñas, cena, nachos, pizza, Frumales, 2010…

Solo he conseguido 49 palabras y creo que la palabra número 50 es la que mejor describe a las Fiestas de Frumales del 2010…



Indescriptibles

miércoles, 4 de agosto de 2010

Cerrado




Come back to... Frumales :)

martes, 3 de agosto de 2010

Cara o... Cruz


Un aeropuerto es como una moneda, tiene dos lados opuestos.
La cara, es la alegría, el buscar como si te fuera la vida en ello el rostro que tanto esperabas ver, estas tan emocionado que la gente lo suele canalizar a través de los ramos de flores que se van deshojando a cada segundo que no está a tu lado, tienes tantas ganas de reencontrarte con esa persona que no te importa hacer el ridículo y te subes a los bancos de plástico a buscar esa mirada que echabas tanto de menos, cuando la ves corres hacia ella llevándote cualquier objeto por delante, maletas, personas que te gritan, pero te da igual, no estarás contento hasta que no te veas en sus brazos, y cuando por fin llegas no puedes evitar que unas lagrimas corran por tus mejillas hasta encontrarse con las suyas. El saber que el vuelo de esa persona se retarda dos horas, pero que está bien, y te da igual porque dos horas son un precio muy barato a pagar por vela, tú sigues allí sentado, esperando atento a cualquier palabra del audífono, envidioso de toda la gente que se abraza y llora por el reencuentro, pero lo único es pensar que pronto esas personas se sustituirán por las que tú quieras, por las que tú quieres.
La cruz puede ser el lugar más horrible del mundo, donde tus sueños se terminan, durante un tiempo, o para siempre; donde sabes que ese sentimiento de pérdida no se puede arreglar con nada, solo con alguien, solamente con esa persona que te dice adiós, hasta siempre, ya te veré y típicas cosas que se escuchan, aunque muchas veces sabes que no volverás a ver a esa persona. Donde los las despedidas son lo más largas posibles y los abrazos los más fuertes, ya que intentas que ese olor que le hace especial se quede impregnado en ti y te deje algún recuerdo suyo…
- ¿Sara?
Ese tono de voz despreocupado pero decidido a la vez, ese acento que se ha vuelto francés a través de los años, de la lejanía. Sigo mirando al papel, atenta a lo que escribo, pero sé que en cuanto levante la vista me encontraré con la verdad.
Me acuerdo que cuando era pequeña quería ser astrofísica, me regalaron un telescopio y apuntaron hacia la luna, me dijeron. ‘’ Mira, Sara, lo que vas a ver ahora por el telescopio es la luna, para ser astrofísica la tienes que tener muy en cuenta. ’’ Tenía miedo de mirar por el telescopio por si no era como yo esperaba, por si el sueño que llevaba manteniendo varios años se desvanecía. Al final miré y no era lo que esperaba, así que al día siguiente guardé mis libros de constelaciones y planetas y vuelta de hoja.
Esto no es igual, no puedo guardar mis libros en el baúl porque son demasiado grandes. Pero… ¿Por qué tengo miedo? Por mirarle a la cara y ver que no es el mismo, que ha cambiado. Me sorprendo de lo consciente que soy de ello y espero seguir así.
Voy levantando poco a poco la vista. Tiene unos vaqueros normales y corrientes. No sé si puedo seguir, o lo hago rápido o no podré hacerlo. Levanto la vista hasta sus ojos, sus ojos color miel, unos ojos sinceros, unos ojos que se alegran de verme y por encima de todo, unos ojos que no han cambiado en absoluto. Intento evitar que las lágrimas afloren, pero no puedo, no sé porque, estoy tan contenta que hasta me da igual llorar. Salto a sus brazos sin decirle nada. Al principio noto su sorpresa, pero luego me devuelve el abrazo y sé que en su cara hay dibujada una sonrisa
- Lucas, te he echado de menos.
- Tranquila, ya estoy aquí, no me iré nunca más. Venga vayámonos de este sitio de una vez.
- ¡Espera! Antes tengo que comprobar una cosa.
Metí la mano en mi bolsillo y saqué una moneda de un euro la puse en mis dedos índice y pulgar y la tire al aire. La cogí y la puse en el dorso de mi mano, la miré y sonreí.
- ¿Qué es? – Me dijo asomándose a mi mano.


- Cara.

sábado, 31 de julio de 2010

Efecto Doppler


Me da igual que nadie lo coja, pienso ir disfrazado de Efecto Doppler.


- ¡Hola! ¿Tú de que vas disfrazado?
- ¿Yo? Te daré una pista: Ñiuuuuun.
- ... ¿Eres un coche?
- ¡Oh! ¡Casi! Ñiuuuuun.
- ¿Un coche con problemas mentales?


- ¿Por qué no le dices que eres una cebra?
- ¿Y tu por qué no le dices que eres uno de los 7 enanitos?
- Porque soy Frodo.
- Ya, bueno pues yo soy el Efecto Doppler.

viernes, 30 de julio de 2010

Salvar al soldado Ryan


- James, hágase usted digno de esto, merézcalo.



''Mi familia ha venido hoy conmigo, han querido acompañarme. A decir verdad, no sabía lo que sentiría al volver aquí. Todos los días, recuerdo lo que usted me dijo en aquel puente. He intentado vivir mi vida lo mejor posible, ojalá haya sido suficiente y al menos ante sus ojos haya sido digno y merecedor de cuanto se ha hecho por mi.''


- ¿James? Capitán John H. Miller.

- Dime que he vivido dignamente...

-¿Qué?

- Que soy una buena persona.

-Lo eres.

jueves, 29 de julio de 2010

Inspiración



Me pasé 10 minutos delante de la hoja en blanco que el Word me había ofrecido. Como decía Picasso ‘’ La inspiración existe, pero te tiene que pillar trabajando’’, y en este momento ella no se dignaba a darse una vuelta por mi habitación. Me apetecía escribir, pero… ¿De qué? Di la vuelta a la silla y miré la sala que me rodeaba. Posé la mirada en cada objeto, esperando que de ella saliera Inspiración como si fuera una víctima del juego del escondite. Giré mi mirada hacia la derecha donde se acomodaba mi vieja guitarra con las cuerdas ya desafinadas por culpa del olvido. Una historia sobre la música, pensé. ¿Música? Pero tendría que ponerla para que la melodía se transformara en palabras y era demasiado tarde para eso, mis vecinos empezarían a pegar golpes a la pared y yo no buscaba armar un escándalo.
Mi mirada siguió andando por la habitación, siempre pensé que tenía demasiados objetos… Peluches, más peluches, un póster de una genial película en la que hablaba de un viaje al pasado o algo por el estilo, ropa que no estaba en su lugar, libros, libros y más libros… Me acerqué a uno de esos libros que estaba en el suelo y le di la vuelta para leer su nombre ‘’El diario de Noah’’. Puaj… Era un libro precioso, pero hablaba del tema más común de todos: El amor. Esos libros me volvían loca, no era necesario que Inspiración se hubiera dignado a acompañarte mientras escribías eso porque cada capítulo era como una flor que se deshojaba poco a poco: Le quiere, no le quiere, le quiere, no le quiere… Devolví el libro al suelo con mucho cuidado de no despertar a nadie y no me hizo falta coger el siguiente más cercano porque la luz del flexo ya iluminaba su título: ‘’Harry Potter y la Orden del Fénix’’. Una gran obra maestra sin duda alguna, pero para crear algo parecido se necesitaba mucha imaginación… Así que probé suerte con el siguiente libro a ver si Inspiración se encontraba escondida entre sus páginas. ‘’Alatriste’’ Un libro de aventuras como el que más, a mucha gente no le gustaba y no entendía por qué. No acerté, Inspiración no se encontraba allí esa noche, pues el libro tenía grandes cantidades de información por la cual tienes que buscar durante mucho tiempo.
¿Qué me faltaba para escribir? ¿Qué me faltaba para crear una historia?
¿Intención? ¿Imaginación? ¿Información?
Puede que fuera eso lo que me faltaba, pero esa noche me había fallado mi amiga Inspiración que tantas noches me acompaña. Ya era tarde y no estaba para poner los puntos sobre las ies, así que disculpándome ante la hoja en blanco del Word y dejándole una nota a ''mi amiga'', apagué el ordenador y me fui a la cama.


Querida Inspiración, esta noche me fallaste. Mañana a la misma hora en la misma hoja.
María

martes, 27 de julio de 2010

Sulfato de Berilio


- ¿Por qué eres tan feliz?
Era una pregunta tan fácil y tan compleja a la vez. Después de todo… ¿Qué es la felicidad? Bueno, es un sentimiento como otro cualquiera, sentimos felicidad al igual que sentimos celos, terror, desprecio, ira… Pero, ¿Qué tiene de especial la felicidad? Al ser de ciencias me cuesta mucho reconocer cosas tan abstractas. Tendrían que inventar la tabla periódica de las emociones y así haríamos formulas con las que todo se entendería mejor.
Seguí cavilando en la pregunta para responderla de forma corta y concisa, pero lo único que me traía era más preguntas. ¿Por qué se daba la felicidad? Recuerdo que una vez leí un artículo en una revista que ponía la formula de la felicidad:
Felicidad = Estado anímico * tiempo F = E•t 2.
Que tontería, por una vez los de ciencias no tenemos respuestas. Y me di cuenta de que yo tampoco. Así que respondí como buena gallega que soy.
- ¿Y por qué no serlo?

domingo, 25 de julio de 2010

El truco está en respirar


Únicamente se oía el eco de mis tacones chocando contra el suelo, parecía como si el guarda y el detective no estuvieran caminando a mi lado. Seguimos andando por el pasillo blanco lleno de puertas negras, de vez en cuando se lograba escuchar a gente gritando detrás de estas… ¿Ese era el futuro que me esperaba? ¿Gritos que al final quedarían silenciados por la soledad? Nos paramos delante de la penúltima puerta que había, tenía un letrero que rezaba: Nº 168… ¿168? El guarda me habló, era la primera vez que se dirigía a mí.
- Entre, por favor.
Entré, era una sala tan pequeña que ni siquiera había espacio para mi miedo, pero aún así no podía evitar tenerlo. Intenté lograr que ni el guardia ni el detective se dieran cuenta de ello, pero era difícil ocultarlo. ‘’El truco está en respirar’’ pensé. Nunca me había dado cuenta de que era una acción bastante compleja: Inspirar, expirar, inspirar, expirar… ¿Cuánto tiempo debía de guardar el oxígeno en mis pulmones para que no se notara el nerviosismo? ¿Cada cuanto tenía que llenar mi pecho de aire? Decidí seguir el ritmo que respiratorio del guarda, pero el también tenía miedo… ¿De qué? Por segunda vez me fijé en la sala. Tenía una mesa con dos sillas, una a cada lado, supongo que tarde o temprano me tendría que sentar en una de ellas... Efectivamente, me volvieron a hablar, pero esta vez no era el guarda, si no el detective:
- Siéntese.
Me ofreció la silla más cercana a la puerta. Recuerda: Inspira, expira, inspira, expira… Fui hasta la silla y me acomodé lo mejor que pude. El detective me vigilaba, observaba cada movimiento que hacía como si le fuera la vida en ello. Cuando fue a sentarse rodeó la mesa, pero no me quitó el ojo de encima. Sacó una libreta de un maletín que, hasta este momento, no me había dado cuenta de que lo llevaba consigo. La abrió por la mitad y empezó a escribir. Cuando creía que no me prestaba atención se volvió a dirigir a mí:
- Señorita… - Echó una ojeada al cuaderno.- Jones. ¿Ha presenciado algún asesinato en los últimos días?
- No.- Respondí.
Intenté hacer parecer que mi voz sonara convincente, pero al pronunciar el último sonido de la negación no pude evitar que una fugaz imagen del cuerpo degollado de un niño pasara por mi cabeza e hiciera que mi voz dudara. El detective no comentó nada, con un leve cabeceo en señal de que me había escuchado volvió a escribir en la libreta. Inspira, expira, inspira, expira… El detective levantó la cabeza y me miró a los ojos. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, parecía como si su mirada atravesara mi cráneo y lograra ver todas las ideas que me pasan por la cabeza.
- Bien. Mmmm… ¿Dónde estaba usted la mañana del asesinato?
¡Le pillé! Era una pregunta trampa, mientras me pensaba la respuesta puse cara de aturdida, como a quien le acaban de anunciar la muerte de un familiar…
- ¿A… Asesinato? ¿¡Qué asesinato!? ¿¡Qué ha pasado!?
- Bien Señorita Jones, veo que no quiere colaborar. Le dejaré unos minutos asolas para que cavile sobre la pregunta.
Salieron de la sala y oí sus pasos alejarse.
Estaba en un aprieto, yo lo sabía y ellos también. No podía decirles la verdad porque me matarían y tampoco podía mentirles… porque me torturarían hasta que dijera la verdad. Era un callejón sin salida, pero alguna solución habría, podía seguir haciéndome la loca pero no creo que aguantara mucho tiempo… Tenía que seguir pareciendo tranquila, seguir respirando con normalidad mientras pensaba un plan. Continuaba enfrascada en mis pensamientos cuando se volvió a abrir la puerta de la sala. El detective fue el primero en entrar y se sentó en la silla. Reconocí los pasos del guarda que se colocó en su antigua posición. Pero… había algo que no encajaba, una tercera persona entraba en la habitación, se quedó entre el guarda y yo, pues no había más espacio. El detective me miró con una extraña sonrisa en la cara y me volvió a preguntar:
- ¿Dónde estaba usted la mañana del asesinato?
Inspira, expira, inspira… Me proponía a responder cuando sentí como una navaja se posaba suavemente en mi cuello… ¿Qué venía después de inspirar?

sábado, 24 de julio de 2010

Toc, Toc.. Paula (:


Siempre queda alguien para verte sonreír, para hacerte sentir que los buenos momentos nunca parecieron tan buenos