miércoles, 28 de marzo de 2012

Ese pequeño aparatito de recuerdos

La tecnología ha avanzado tanto que nos permite conservar todo tipo de cosas. Las palabras escogidas con sumo cuidado para escribirlas sobre una hoja, quedarán escritas a lo largo de los años, o incluso, las que hemos dicho, que se gravan en un dispositivo que juega a ser un loro parlante. La música que tarareamos cada día, con dar a un botón, quedará en la memoria toda nuestra vida. Incluso, los momentos que hemos vivido, aunque su esencia se pierda en el ambiente, siempre nos quedará un recuerdo de cómo eran, en forma de píxeles en la pantalla del ordenador. Pero, ¿alguien ha inventado como conservar las sensaciones?
El escalofrío que recorre tu cuerpo cuando te besan; la euforia que se escapa de tus pulmones hasta convertirse en un grito que se siente al recibir una buena noticia; el intenso nerviosismo que te obliga levantarte de la silla para cantar al instante el gol que causó tu ansia; el abrumo que te inspira un cuadro con el que intentas abrir más los ojos para que te sorprenda más…
A eso me refiero, ojalá haya un aparatito en el que se quedara guardado todo eso. Eso nos ayudaría a levantar cabeza cuando todo parece estar mal. Nos ayudaría a recordar, a recordar que hay cosas mejores ahí fuera, y que si una vez las sentimos, ¿por qué no dos?
Pero desgraciadamente no existe tal aparato, así que nos tendremos que conformar con cerrar fuerte los ojos, concentrarnos en esa sensación, y desear que alguna vez se vuelva a repetir.