domingo, 27 de febrero de 2011

Serendipity


Jonathan Trager, el destacado productor de la ESPN, murió anoche a causa de las complicaciones surgidas al perder a su alma gemela y a su prometida. Tenía 35 años. De voz suave y obsesivo, Trager nunca tuvo el aspecto de un romántico. Pero, durante los últimos días de su vida desveló una parte desconocida de su mente. Esa persona oculta, casi junguiana, emergió durante la búsqueda, en plan Agatha Christie de su ansiada alma gemela. Una mujer con la que sólo pasó unas pocas horas preciosas. Tristemente, la prolongada investigación terminó la noche del sábado en un completo y absoluto fracaso. Pero a pesar de la amarga derrota, el valiente Trager seguía aferrado a la creencia de que la vida no es meramente una serie de accidentes o coincidencias sin sentido, si no, más bien, un tapiz de acontecimientos que culminan con un plan exquisito y sublime. Cuando le preguntaron sobre la pérdida de su amigo, Dean Kansky, ganador de un premio Pulitzer y director ejecutivo del New York Times describió a Jonathan como un hombre nuevo en los últimos días de su vida. "Veía las cosas con más claridad" - observó Kansky. Al final Jonathan concluyó que, para poder vivir en armonía con el Universo, todos nosonosotros debemos poseer una poderosa fe en los que los antiguos llamaban fatum, lo que comunmente calificamos como destino...



Serendipity, suena mejor de lo que dice... accidente afortunado, no creo en los accidentes.

jueves, 24 de febrero de 2011

Mi viejo paraguas de colores


Miré al cielo y lo único que vi fueron nubes. Todo el cielo estaba inundado de tonos grises que amenazaban con romperse para dar paso a la lluvia. Solo quería salir de casa, olvidarme y dejar que el aire me enredara el pelo a su gusto y unas pocas gotas de agua no me lo impedirían, así que cogí mi viejo paraguas de colores y marché a la aventura.

No tenía rumbo fijo, solamente quería andar a mi aire, salir y despejarme, que la única presión que hubiera fuera la que se cargaba en el aire poco a poco. El paisaje no era el adecuado para animar a una persona, era feo, gris, oscuro, creo que la palabra exacta es deprimente. Todo el mundo estaba bajo el techo iluminado de sus casas y yo, como una idiota estaba bajo esa capa de nubes que me miraban fijamente amenazándome con mojarme. El único sonido que se oía era el de mis zapatos chocando contra el suelo una y otra vez, miré mis zapatos y me di cuenta de que el cordón verde fosforito y el paraguas que llevaba en mi mano era lo más colorido del paisaje.

Como auguraba las nubes cumplieron su promesa, empezó a llover y el paraguas desempeñó su trabajo y me protegió de las malvadas gotas de agua. Ya si que no tenía rumbo, el camino gris se había difuminado con la lluvia que resbalaba por el… como dije antes, deprimente. Entonces tuve una gran idea, miré al cielo; pero no a esos nubarrones que estaban descargando, si no, a mi viejo paraguas de colores que me había acompañado tantas veces. Empecé a darle vueltas, los colores pasaban fugazmente por mis ojos: Naranja, amarillo, rojo, azul, verde… Esos colores visitaron mi cabeza que ya no era tan gris, se iba llenando de todos los colores del paraguas y entre ellos hacían una fiesta, una bonita fiesta a la que estaban invitados mis recuerdos. Y sin venir a cuento… Zas! Lo paré. Y el ganador es… ¡Verde!

Verde… esperanza.

martes, 1 de febrero de 2011

You need a friendly hand... I need ACTION!

ANTES DE LEER!

Puede que este texto os parezca un tanto extraño... pero si veis la película de ''The Rocky Horror Picture Show'' lo entenderéis todo ;)



Quería venganza, en esos momentos Rocky estaba delante, frente a mí sin nada más que una sutil ropa interior y en la única persona que podía pensar era en Brad, mi amado, mi prometido. Brad me había jurado su amor eterno cuando decidió entregarme ese anillo de compromiso, y ahora todas esas promesas se desvanecieron al mismo tiempo que su virginidad, pero no que la mía.

Rocky me miraba fijamente, sabiendo que algo pasaba por mi entretejida cabeza de mujer, cosas tan complicadas que ni el hombre más inteligente del mundo comprendería. Aunque la verdad, no era tan difícil, únicamente quería represalias, tomadas en forma de satisfacción que estaba delante de mí, pero con el pelo rubio y ojos azules. Sabía que estaba mal, que no lo debía de hacer, siempre me enseñaron a ser una señorita. En el fondo no lo quería hacer, pobre Brad… Pero… ¿Quién se supone que nos obliga a dejar la diversión a un lado? Así que pase mis manos alrededor de su cuello mientras le rodeaba con las piernas. Creo que Rocky intuía que no estaba segura del todo y se apartó algo, pero en cuanto usé mis encantos de mujer, no se pudo resistir. Lo último que recuerdo fue nuestra caída a la cama y una manta rodeándonos y luego…

¡¡BRAD!!