miércoles, 9 de marzo de 2011

¿Me concedes este baile?


La música empezó a sonar, era lenta, pausada y rítmica. Salía por los altavoces hasta llegar corriendo a mis oídos para deleitarme con sus notas. Miré a mi alrededor, los restos de la celebración estaban tirados en el suelo, descansado por la larga fiesta que habían pasado, las flores, que se encargaban de la decoración de la sala, estaban deshojadas; fue una gran boda. La gente se había ido poco a poco hasta dejarnos a la música y a mi completamente solas. Las mesas seguían con el espíritu de lo que fueron, todavía se podía escuchar cómo la gente se reía y gritaba el conocido viva los novios, esos novios que nadie sabía dónde quedaron. Pero unos pasos interrumpieron mi soledad y se apoyaron en mi espalda dejando que una sola palabra acompañara a las notas hasta mis oídos: ¿Bailas? Sin ninguna retención me levanté de la silla dejando que el frufrú de mi vestido hiciera juego con la melodía y empezamos a bailar. Sus manos cogieron mi cintura, mis brazos se rodearon su cuello y nuestros ojos se hundieron en los del otro. Fue el mejor baile de mi vida, no teníamos prisa, el tiempo nos había concedido unos minutos de tregua; tampoco nos invadió la presión de las mil y una miradas que se fijaban en cada movimiento, en cada paso que tomábamos. Cambiamos de posición, la mano que estaba apoyada en mi cintura se deslizó hacia su cuello y tomó la mía pero sin antes darme una vuelta para que mi vestido cobrara vida. Era un baile perfecto conocíamos los movimientos del otro, sabíamos lo que teníamos que hacer, nuestros pies estaban totalmente coordinados: “Pie derecho adelante, paso a la izquierda, giro y vuelta a sus brazos…” Y así hasta alcanzar la perfección. Los dos lo pasábamos mal cuando había algún giro porque queríamos estar el mínimo tiempo separados el uno del otro, cuando ese giro infinito acababa me volvía a hundir en sus brazos para que me envolvieran con su ternura. Su cabeza se acercó a la mía y me dijo con el tono más bajo que pudo para no molestar a la música:

- Ha sido una gran boda. Y tu una gran novia.

Le quise corregir diciendo que había sido un gran baile, pero en vez de eso le besé como respuesta.


Y ahí seguimos durante muchos minutos, bailando, sin darnos cuenta de que la música había acabado hace tiempo.